miércoles, 14 de diciembre de 2011

LA IGUALDAD.


     Menos mal que hubo alguien que creyó en ellos, y puso en ellos su vida, empezando por Jesucristo, asesinado - crucificado en la cruz -, y siguiendo por Malcom X, asesinado a tiros, al comienzo de uno de sus discursos; Nelson Mandela, cuya existencia no ha tenido fin, pero casi se agota en una de las cárceles de los asesinos, ignorantes, estúpidos, que no merecen ser llamdos seres humanos, ya que este título les viene grande para tan mezquina existencia.
      Me rebelo ante todo esto. Sé que cualquiera llegará a ser como ellos, y a mí también me asesinarían y luego la gente se olvidaría de mi caso, como siempre.
      Los gobernantes lo taparían y no dejarían que nadie quebrantara su paz sorda. Con tan estúpido asunto, como el que alguien que creía en la igualdad, en la justicia y la solidaridad.


        Parece mentira, no es suficiente hablar del tema. Hay que responder con actos contundentes, que acaben con tanta basura, que tapa los ojos y los oidos de la humanidad.
        En definitiva, nada sería suficiente para acallar el dolor que muchos están sintiendo, pero lo que sí podríamos hacer es apoyarles para que fuere más llevadero.
        No quiero que mis palabras caigan en saco roto. Por favor, seáis del color que seáis, creáis el credo que creáis, defendáis la política que defendáis, no tapéis vuestros ojos, ni oídos, ni atéis vuestras manos, ni cerréis vuestra boca, e intentad que este viejo mundo, que parece estar cansado de un peso demasiado grande, como somos la humanidad, sea cada día un poco más feliz, por medio de, por ejemplo, LA IGUALDAD .


                                                                                        RAQUEL BARRASA VILLA.


  CREADOS POR EL MISMO DIOS. 
       Escribo acerca de algo que me ha venido rondando desde, que yo me acuerde, toda mi vida. LA IGUALDAD HUMANA. Uno de los ideales que creo deberían seguir todos los habitantes de este injusto mundo. Porque todos los hombres de este injusto mundo somos creados por el mismo Dios y con los mismos derechos para todos.
       Todo hombre que ha intentado divulgar este ideal ha sido asesinado, y yo me pregunto ¿quién lo hace?, ¿quién asesina a los defensores de los hombres que, como tú y como yo, nacen bajo un mismo sol y sobre una misma tierra?, ¿que ganan con sus muertes, más que la pérdida de un ser humano que ama a su prójimo y le defiende, porque éste no tiene el valor y la fuerza para hacerlo?


       Realmente, no lo entiendo. Son preguntas muy difíciles para alguien como yo, un ser humano de quince años, que no ha visto tantas injusticias como las que existen, pero que esas pocas han sido suficientes, para hacerle despertar y saber que, ese ser humano que las comete, no merece tener el derecho universal de la vida. Me da igual que el hombre sea blanco, negro, amarillo, si en definitiva es un ser humano, con el mismo derecho a una vida justa como cualquier otro.
       Yo defiendo la vida, todas las vidas, con independencia del color externo que posean. Porque el verdadero color, el que en realidad debe contar para todos, es el color interior. Ese color, es el que debe contar a la hora de juzgar a un ser humano. Pero, hay seres humanos tan ignorantes y tan inmaduros, que no saben valorar y reconocer otros aspectos más que los exteriores, y yo quiero rezar por ellos.
       Y tengo que rezar por tantos....que acabaría muerta, antes de haber pedido por todos.... Hoy, me he dado cuenta de que no puedo quedarme de brazos cruzados viendo pasar a los que hace tiempo, un día, llamó Jesús, mis hermanos, sufriendo injusticias impuestas por otros hermanos iguales, con la mentalidad estúpida de la superioridad.


        Me da rabia, siento impotencia al no ver un camino claro a seguir para actuar ya. Quizá es verdad que soy demasiado joven todavía para actuar. Pero no voy a permitir que me cambien las ideas, hasta que llegue el momento en el que intente cambiar algunas cosas que no puedo soportar. Será más adelante, llegará el momento, haré algo para defender a mis hermanos, mis prójimos, los otros seres humanos que merecen lo que ahora mismo no pueden conseguir. Espero que todos hagan lo mismo.
        Pero, ¿que se habrán creído los estúpidos racistas, para hacer lo que están haciendo con nuestros hermanos? No soy partidaria de la ley del talión, es ponerse a la altura de personajes que realmente no merecen ese favor. Nadie tiene derecho de dañar a los demás, ni siquiera para devolver con la misma moneda.


       Supongo que en casos lo comprendería, pero no por eso tendría que compartirlo. Si lo hiciera, la rueda de la injusticia seguiría rodando, y eso no sería bueno.
       Porque todos somos hijos del mismo Dios, llamadle como queráis, debemos adorarle y pedirle que dejen de cometerse los delitos que violan los derechos humanos. Derechos tantas veces olvidados, que la mayoría piensa que no existen.




                                                                                      RAQUEL BARRASA VILLA.    
     

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