martes, 26 de julio de 2011

LETARGO


      Encuentra un lugar donde pueda desaparecer y me iré sin dudarlo. Dime dónde puedo estar sin estar conmigo y correré a buscarlo. Dime que hay un espacio en el tiempo donde no se piensa, ni se siente y volaré para encontrarlo. Porque no puedo aguantar la celda donde me hallo. Quiero que alguien me sustituya por un ser inmaterial, por algo indefinible que nunca ha existido ni nunca podrá existir.
      Quiero olvidar la materia, ahora entiendo a los budistas cuando dicen que el apego es sinónimo de sufrimiento. Todo lo que nos rodea, una vez que entra a formar parte de nuestro fuero interior, nos hará sufrir de una forma u otra. Si las personas que nos rodean pasaran como las hojas en otoño en su camino hacia el suelo, si no pretendiéramos poseer algo o alguien, seriamos mas felices, menos auténticos pero mas felices. Porque pocas veces pueden concordar pensamientos y voluntades ajenas y propias, así que siempre hay alguien que sale malparado del duelo mortal al que nos enfrentamos cada día, y el otro que sale ileso se sentirá inevitablemente culpable. No existe la solución ideal para estos seres irrazonables en que nos hemos convertido.
        Por eso yo quiero dejar de ser, no quiero morir, quiero dejar de ser por unos instantes la materia claustrofóbica donde estoy encerrada. Quiero que mi cerebro duerma un profundo letargo sin tiempo y que mi corazón esté tranquilo e inerte.
                                                                   RAQUEL BARRASA VILLA

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